miércoles, 19 de mayo de 2010

El copago-repago sanitario

Parece ser que le ha llegado la hora al copago-repago de los servicios sanitarios. Decimos “repago” porque la Sanidad ya se financia con nuestros impuestos pero se pretende que la paguemos otra vez con una nueva tasa en el momento de utilizar ciertos de los servicios de la sanidad pública. Según algunas informaciones periodísticas el presidente Zapatero y su círculo más cercano estuvieron debatiendo si en el plan de ajuste del gasto público anunciado el 11 de mayo se incluía la congelación de las pensiones o el copago sanitario. De momento, se inclinaron por lo primero, pero el coro que pide que se implante el “repago” aumenta día a día.
En la reunión que mantuvo la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, con los consejeros de salud de las 17 Comunidades autónomas en marzo, y en la que se acordó un recorte del gasto sanitario, todos los presidentes de comunidades gobernadas por el PP, más la catalana y la asturiana, pidieron la implantación del copago.
El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha defendido la necesidad del debate del copago “en un futuro no muy lejano”.
El Consejero de Castilla-León, Francisco Javier Álvarez, ha declarado que “la región no se cierra al copago si se logra un pacto estatal”.
El Consejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, ha reclamado la “segunda parte del ajuste: el copago en la sanidad”.
La Consejera de Sanidad de la Generalitat, Marina Geli, ha publicado en El País (14/04/10) un artículo defendiendo el copago con el argumento de que el coste del Sistema Nacional de Salud “dista mucho del coste asumible por la sociedad”. Además, en el mismo artículo defendía la necesidad de desgravaciones fiscales para fomentar los seguros privados.
A juicio del FMI, un factor clave será estabilizar el gasto público en salud, que en España supera el 6% del PIB, y en ese sentido el organismo aconsejó reducir la cobertura.


Falso punto de partida

La necesidad del copago-repago se basa en la falsa idea de que el sistema sanitario público es insostenible porque los pacientes abusan de él. Para respaldar esta afirmación se utiliza una estadística fraudulenta. Se utiliza el dato de que en España la media de visitas médicas por habitante es de casi 9, mientras en la UE-15 es de 5. Pero, según Viçent Navarro (www.vnavarro.org/?p=3782), la estadística española está inflada en un 45% al incluir trámites administrativos y otras visitas a otros profesionales sanitarios, que en las estadísticas de la UE-15 aparecen por separado. El resultado es que las visitas médicas por habitante en España es igual o menor que la media europea.

Lo que se oculta tratando de culpar a los propios pacientes de los problemas de la sanidad es que el Estado español dedica mucho menos dinero a sanidad que la media de Europa. El déficit comparativo es tremendo pudiéndose hablar de subdesarrollo sanitario respecto a los países más destacados y avanzados de Europa. Según el mismo autor mientras el gasto sanitario medio de la UE-15 es de 2.464 dólares per capita, en España es de 1.917 d.p.c. El gasto público en Sanidad, según su cálculo, debería aumentar un 10,5% para alcanzar el nivel de un Estado con el PIB que tiene España. Pero, además, ese gasto debería incrementarse en un 30% más solo para alcanzar la media europea.
De hecho, ¿hasta qué punto se puede hablar de Sanidad universal y gratuita cuando hay prestaciones tan importantes para la población como la odontología o la podología que no están contempladas en la Seguridad Social?
Pero en vez de estar pensando en la mejora de la sanidad pública, los gestores públicos siguen pensando en cómo privatizarla, en cómo recortar el gasto o en cómo aumentar la parte que pagamos los trabajadores.

¿En qué podría consistir el copago?

En pagar para poder recibir atención sanitaria, convirtiéndola así en una mercancía, en lugar de en un derecho:
-Cada visita al médico de cabecera o pediatra.
-Para ser atendido por un especialista.
-Por ir a Urgencias.
-Pensionistas: un porcentaje en farmacia.
-Por cada día de ingreso en un hospital, o por las pruebas que allí se realicen, o la comida, …
-No cubrir ciertas prestaciones sanitarias (pruebas, tratamientos,...), debiendo pagar para recibirlas (o suscribir una póliza de seguro privado, como actualmente el dentista o el podólogo).


Precedentes

Lo que ya se ha implantado en países vecinos respecto al copago-repago, es un aviso de lo que se nos avecina.
En Portugal, cada visita al médico de cabecera cuesta 2 euros. La entrada en Urgencias supone un pago de 6 euros que son devueltos si se demuestra que realmente era una urgencia. Están exentos de esta tasa niños, embarazadas y crónicos.
En Francia cada consulta médica cuesta 1 euro, excepto a los menores de 16 años y a los indigentes.
En Italia las consultas de ciertos médicos especialistas puede llegar a costar 36 euros.


Razones para no aceptar el copago

Los estudios demuestran que en los países donde se aplica el copago no se ha conseguido disminuir el gasto y ha empeorado la asistencia a las personas con menos recursos, ancianos y pacientes crónicos.

–Afectará negativamente a la población con ingresos más bajos y a la más necesitada de atención sanitaria, incrementando las diferencias de esperanza de vida (que ya es de 16 años entre barrios de una misma ciudad).
–Si las personas con bajos ingresos no pagasen (p. ej. las de renta inferior al salario mínimo -633 euros/mes-) aún sería enorme el número de ciudadanos con serios problemas para poder acceder al sistema sanitario. No olvidemos que un 63% de los trabajadores son mileuristas.
–Esto supondría la “clasificación” como pobres de una parte de la población, con las consiguientes consecuencias denigratorias.
–Se tendría que crear una estructura burocrática para realizar los cobros que podría resultar más cara que lo que se pretende recaudar.
–En Urgencias, dejar en manos del médico la decisión de cobrar o no, le convierte en un policía.


Alternativas frente al copago:

• Farmacia:
- Compra centralizada y dispensación en los propios centros de los medicamentes mas prescritos.
- No autorización de medicamentos que no demuestren mejoras.
- Creación de una empresa pública de farmacia que fabrique y comercialice medicamentos genéricos baratos.
- Prohibición de la formación médica por los laboratorios privados.
• Vuelta a manos públicas de los centros ya privatizados.
• Utilización de los recursos públicos al 100%.
- Funcionamiento de Quirófanos y alta tecnología mañana y tarde.
- Reducción/eliminación de los conciertos con la privada.

Copago y privatización son dos caras de la misma moneda. La privatización de centros sanitarios se está produciendo en todas los puntos del Estado; su objetivo: desmontar los sistemas públicos, obligar a los de siempre a pagar de nuevo y traspasar a empresas privadas los servicios rentables de los que no podemos prescindir. Todo ello difundiendo la falsedad de que la sanidad pública es ineficiente para abrir de par en par la puerta a su transformación en un negocio seguro.

Hay dinero suficiente para mantener y mejorar la Sanidad Pública:
Cada año dedicamos unos 60.000 millones de euros para la sanidad pública, mientras que el fraude fiscal, fundamentalmente de los ricos, hace que cada año Hacienda deje de ingresar 90.000 millones de euros, dinero suficiente para financiar otro sistema sanitario.
En un país en el que el fraude fiscal de los que no dependen de una nómina es escandaloso, en el que los empresarios declaran ganar menos que sus asalariados, en el que quienes sostienen los servicios públicos son los trabajadores, el copago-repago es penalizar a los más necesitados.

1 comentario:

Unknown dijo...

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